lunes, 5 de agosto de 2013

Días grises.

Corría el año 1995, sucedió en un pequeño pueblo llamado San Felipe, ubicado en la entrada de la ría ferrolana, un pequeño temporal descargaba su potencial hacía ya un par de días, desde la 3º planta del edificio se podían apreciar el vendabal y la fuerza con la que el potente granizo golpeaba las ventanas.

Juan, o Jota, como solían llamarle en el orfanato, un joven de 20 años que no tuvo la suerte de conocer a sus padres, observaba desde su habitación el resbaladizo firme que creaba la capa de hielo en el asfalto, dándole vueltas al coco, intentando no caer en la rutina de la desmotivación y la amargura, manteniendo a flote el barco de la esperanza.

Pero un fuerte sonido ronco a la vez que vivo, rompió los pensamientos de Jota, haciendo que éste abriese rápidamente la ventana, asomando casi por completo su cuerpo hacia el exterior para observar que ocurría.

Para su sorpresa, un vehículo deportivo de color rojo, el cual no pudo diferenciar, dobló la esquina de su calle con una agilidad pasmosa. Jota no era capaz de dar crédito a lo que veían sus ojos.

La calle a la que hacemos referencia, es una vía de un solo sentido con aparcamiento a ambos lados, por lo que no se dispone de mucho espacio para hacer "trastadas", y menos de la manera que lo hacía el conductor de este aparato.

Jota había echo sus artistadas con su Opel Corsa A 1.2, tirando de freno de mano, intentando realizar la maniobra de pie izquierdo en alguna rotonda, etc... sabía que no estaba al nivel de muchos de los conductores de la zona, y eso le motivaba para seguir practicando, pero lo que estaban viendo sus ojos era algo que nunca habría imaginado pasando por su barrio.

El deportivo en cuestión se zarandeaba de un lado a otro, arrimando la parte posterior a los que estaban aparcados, hasta el punto de que apostaría algo a que no cabría ni el cuerpo de un alfiler en el margen que les dejaba. Lo hacía con tal precisión que Jota incluso llegó a creer que estaba sufriendo algún tipo de alucinación debido a la falta de sueño y su consumo cannábico.

- Tengo que dejar esta mierda!- Decía bromeando consigo mismo mientras apagaba la ya consumida colilla de un porro de marihuana.

El experimentado conductor abandonó la zona tan rápido como apareció en ella, dejando a Jota en una oleada de preguntas e incertidumbre.

-¿Quien será ese tipo?, ¿como es que nunca había visto ese coche por aquí?, es mas, como es que no he sido capaz de diferenciar el modelo?- pensaba Jota, que no era capaz de asimilar todavia que existían en el mercado mas vehículos de los que él conocía.

Al dia siguiente, Jota se levantó a las 7:00 am para hacerse un café soluble, con 2 cucharadas de azucar y un par de galletas, con lo que se levantó el ánimo lo justo y necesario para aferrarse a su bicicleta y dirigirse a su trabajo como limpiacoches.


A la llegada lo esperaba Ramiro, su jefe, apoyado en el maletero de su impoluto BMW e36 m3 sedán, con ese color púrpura tan característico como es el "techno violet" de la marca, sobre todo cuando los cuidados son tan intensivos como los que se le aplican a este en concreto.

- Juanito! ¿donde coño estabas? ¡llevo una hora llamándote!

-¿Ah si? Lo siento Ramiro, al venir en la bicicleta no me enteré de que me estaba sonand...

-¡Calla coño! y presta atención!- interrumpía el jefe.- a las 11:00 va a pasar por aquí un chaval con un citroën, me dijo que venía recomendado por Andrés, el del concesionario VW, que resulta que es su cuñao. Ya sabes lo importante que es mantener el negocio a flote, y no podemos permitirnos perder la reputación ganada con el concesionario VW, es una gran fuente de ingresos para mi, y por lo tanto para ti tambien! Así que ponte las pilas, y deja al chaval contento con la limpieza de su chatarra.

-No te preocupes Ramiro, haré todo lo posible por que parezca nuevo.

-¡Todo y mas! ¡Cojones!- protestó Ramiro mientras cerraba la puerta de su m3, luego arrancó y se marchó del lugar.



Jota no tuvo mas remedio que tragarse las malas contestaciones de su jefe y ponerse a preparar el lugar de trabajo. Encender la maquina de agua a presión, llenar los cubos de agua caliente, colocar los jabones, ceras, cremas y esponjas sobre la mesa, ponerse el mono de trabajo, acercar la aspiradora, ambientadores y demás bartulos para dejar un coche reluciente. Por suerte Jota adora la automoción y le resulta un esfuerzo gratificante al observar los resultados.

Al poco rato apareció por allí un Citroën AX gt de segunda generación, color rojo, las llantas eran unas sparco cromodora en 15 " con un color gris bastante extraño, que dudo que quedase mejor en ningun otro coche, vestía tambien un alerón tipo visera, posiblemente el de origen modificado para hacerlo mas alargado y vistoso, pero sin ser excesivo. No sonaba exagerado, de echo, juraría que solo llevaba un silencioso por lo que el sonido era fino y agradable, resulta que llevaba bloque TU5 de peugeot 306 1.6, con carburación Webber de 205 rallye, aunque lo que llamaba la atención era lo bajito que estaba, ya que tuvo que maniobrar un poco para conseguir subir la rampa de la acera sin dejarse el faldón en el intento. Desde luego, estaba curioso.

Jota se apresuró a limpiarse las manos para ir a saludarlo, aunque cuando se acercó a el notó cierta frialdad, por lo que prefirió abstenerse de darle la mano y mostró máxima atención.

-Socio! para que hora lo tendrás finiquitao?- preguntó el muchacho del AX.

-Imagino que en un par de horas estará listo, aunque si lo prefieres, déjanos tu número de teléfono y cuando esté terminando te pego el aviso.

-¿Déjanos? Te lo dejaré a ti, que es a quién le doy las llaves. ¿Mas o menos a que hora llamarás socio?- replicaba.

-No te quiero decir una hora fija ya que me pararé bastante con él para que quede como nuevo! - Le explicó ya con la mosca detrás de la oreja.

-Tu tranqui, ¡que nuevo ya está!- dijo guiñando un ojo - Tú limpialo y que huela bien y pista, que voy de boda y hay que ir de estreno. Ya sabes a lo que me refiero, ¿Verdad socio?.

Al comentar esto último, esbozaba una sonrisa, aunque un poco distante y prepotente, por lo que Jota contestó con la misma coletilla.

- Claro que lo se, por eso trabajo aquí. ¡SOCIO!